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Libérate de la infelicidad ahora
Hay muchas cosas que entender; sin entenderlas es muy difícil deshacerse del hábito de ser infeliz. Lo primero es: nadie te ha puesto bajo arresto; tú eres el que decidió quedarse en la prisión de la infelicidad.
Nadie obliga a nadie. La persona que está dispuesta a salir de esa prisión, puede salir cuando quiera. Nadie más es responsable. Si una persona no está contenta, es su responsabilidad. Pero la persona infeliz nunca acepta la responsabilidad, por eso sigue siendo infeliz. Ella dice: «Me están haciendo infeliz».
Si alguien más es infeliz, por supuesto que no hay nada que puedas hacer. Pero si a ti te está causando infelicidad, se puede hacer algo, se puede hacer algo de inmediato. Entonces, si estás o no infeliz está en tus manos.
Una persona realmente se convierte en libre cuando acepta toda la responsabilidad: es responsable de lo que sea. Esta es la primera forma de valentía, la mayor de ellas. Es muy difícil aceptarlo porque la mente seguirá diciendo: «tu eres el responsable, ¿por qué lo creaste?»
Sin embargo, para evitar esto, decimos que los demás son responsables: “¿Qué puedo hacer? No hay forma … ¡Soy una víctima! He sido arrojado de aquí para allá por fuerzas más grandes que yo y no puedo hacer nada. A lo sumo puedo llorar porque soy infeliz y seré aún más infeliz llorando”. Y todo crece, si cultivas algo, crece. Entonces, vas más y más profundo… te sumerges más y más profundo.
Nadie, ninguna otra fuerza, te está haciendo nada. Eres tú y solo tú. Esto resume toda la filosofía del karma, que lo está haciendo; karma significa ‘hacer’. Lo hiciste y puedes deshacerlo. Y no hay necesidad de esperar, posponer. No lleva tiempo, simplemente puedes saltar de ahí.
Pero nos acostumbramos. Si dejamos de ser infelices, nos sentiremos muy solos, perderemos nuestra mejor compañía. La infelicidad se ha convertido en nuestra sombra, nos sigue a todas partes. Cuando no hay nadie alrededor, al menos hay infelicidad: te casas con ella. Y es un matrimonio muy, muy largo; has estado casado con tu infelicidad durante muchas vidas.
Ahora ha llegado el momento de divorciarse de ella. Esto es lo que yo llamo gran coraje: divorciarse de la infelicidad, perder el hábito más antiguo de la mente humana, la compañía más fiel.