En valles que dan vida, semillas de poder, el fuego entrelaza los elementos de la liana amazónica y el arbusto tropical.
EL Yagube y la Chacrona se embarullan para ebullir en el vino de las almas.
El tabaco y el manbe preparan y limpian, el ritual rítmico crea las ondas, y en un respirar se abre la puerta de la percepción.
Ingesta de poder emético y purgante que trae consigo «La Pinta» que corre, limpia y enseña.
Náusea y placer que se funden en un éxtasis místico, y acuden a mí.
Trance mágico que expulsa a través de la boca todo lo que no me pertenece, lo que es del mundo lo que me aleja de la divinidad del universo.
Ayahuasca,
Que vuelva la luz al color de los ojos del animal.
Esencia de la selva que me muestra el camino hacia la nueva vida, hacia una nueva visión.
Ayahuasca,
Que la ceniza se vuelva agua, que la serpiente mude su piel.
Que el árbol de la sangre extienda sus ojas en una evaporación mental trascendental.
Ayahuasca,
Dame el merecimiento de la llegada del ancestro, cúrame, instala la alegría del sueño infinito que sana el corazón de los espejismos de la razón.
Yoanna Correa