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Cómo conquistar a un enemigo sin atacarlo

PARÁBOLA ZEN

Una de las más grandes virtudes del guerrero es la de derrotar a su oponente con la mayor economía de recursos.

Las historias de la tradición zen y sufí que han llegado a occidente a menudo son protagonizadas por fieros y temidos guerreros que hacen aspavientos con sus armas hemos publicado varias de ellas en el sendero del chaman, así como maestros ancianos imperturbables que ven sus demostraciones como un niño que ve caer una tormenta terrible por la ventana.

Esta es la historia de un guerrero muy famoso que había azotado incontables ciudades y conquistado vastos territorios sin jamás haber sido derrotado. Era tal el horror que provocaba en los pobladores que cuando supieron que el ejército del famoso guerrero se dirigía hacia el país todos —hasta los gobernantes— dejaron las casas vacías, con las ollas de sopa todavía hirviendo sobre los fogones, huyendo a toda prisa. Todos menos el maestro zen que vivía modestamente en la ladera de una escarpada montaña. Una vez que el ejército tomó el control de la capital, el famoso guerrero se dirigió hasta la cabaña del maestro zen con el objetivo de verlo con sus propios ojos. Cuando llegó ante él, viendo que se trataba de un sencillo anciano que ni siquiera se había puesto de pie para suplicar por su vida, el guerrero prorrumpió en insultos.

“¡Viejo tonto!”, le dijo, a la vez que desenvainaba su espada, “¿no te das cuenta de que estás frente a un hombre que podría cortarte a la mitad en menos de un parpadeo?”.

El maestro permaneció inmóvil y respondió:

“¿Y tú te das cuenta de que estás frente a un hombre que podría ser cortado a la mitad sin parpadear?”.

Faena Aleph

¿Qué es el ZEN?

De acuerdo a The Zen studies society, Zen es una práctica disciplinada a través de la cual podemos realizar la alegría de ser, es nuestra verdadera naturaleza expresándose en cada momento, y lo que hacemos. No es un sistema de creencias al que uno se convierte. No hay dogma ni doctrina. El zen es la experiencia directa de lo que podríamos llamar la realidad última, o lo absoluto, pero no está separado de lo ordinario, lo relativo. Esta experiencia directa es nuestro derecho de nacimiento. La práctica del zazen —la meditación— es una forma de realizar la naturaleza no dualista, vibrante, sutil e interconectada de toda la vida.


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