BELLÍSIMO CUENTO🌟✨💫⭐️
Existían millones de estrellas en el cielo, estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas, azules.
Un día, inquietas, ellas se acercaron al creador y le propusieron:
- Gran Espíritu, nos gustaría vivir en la Tierra, para convivir con las personas.
- Así se hará , respondió el Gran Espíritu.
- Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, tal como se ven de lejos, para que puedan bajar a la Tierra.
Se cuenta que en aquella noche hubo una fantástica lluvia de estrellas.
Algunas se acurrucaron en las torres más altas, otras fueron a jugar y a correr junto con las luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con los juguetes de los niños.
La Tierra quedó, entonces, maravillosamente iluminada.
Pero con el correr del tiempo, las estrellas decidieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando a la tierra oscura y triste.
- ¿ Por qué volvieron ? – preguntó El Creador, a medida que ellas iban llegando al cielo.
- ¡Lo sentimos!, nos fue imposible permanecer en la Tierra, existe allí mucha miseria, mucha violencia, hay demasiadas injusticias.
- El Gran Espíritu les contestó:
- Claro ! Ustedes pertenecen aquí, al Cielo.
La tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere. Nada es perfecto.
El Cielo es el lugar de lo inmutable, de lo eterno, de la perfección.
Después de que habían llegado gran cantidad de estrellas, El Gran Espíritu verificó la cantidad y habló de nuevo:
- Nos está faltando una estrella, ¿dónde estará? Un ángel que estaba cerca replicó:
- Hay una estrella que resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límites, donde las cosas no van bien, donde hay dolor.
- ¿ Qué estrella es esa ? – preguntaron todos.
- Es la Esperanza, la estrella verde. La única estrella de ese color.
Y cuando miraron para la tierra, la estrella no estaba sola: la Tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y El Gran Espíritu no necesita retener, es la Esperanza.
La Esperanza es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, pero SI es perfectible.
¡Bendiciones!