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La alegría y la felicidad perfectas

Cuento hindú – La no acción

Un buscador espiritual con una fuerte tendencia a dejarse manipular por factores externos fue a visitar a un maestro para plantearle el siguiente problema:

Maestro, no soy capaz de encontrar la paz interior.

-¿Cuál es el motivo?- interrogó el maestro.

-Lo ignoro. Por eso estoy aquí, buscando tu sabiduría y consejo.

El maestro se quedó pensativo unos instantes y le dijo:

-Vas a ir ahora mismo al cementerio. Allí te sentarás en medio de las tumbas y pasarás la mañana elevando toda suerte de elogios a los muertos.

El discípulo obedeció y, una vez que hubo cumplido tal tarea, regresó.

-¿Has hecho lo que te dije?– preguntó el maestro.

-Así es- respondió el estudiante.

-Bien; pues ahora volverás al cementerio y pasarás la tarde vertiendo insultos e injurias a los muertos.

El discípulo volvió a cumplir la orden del maestro.

Llegada la noche, regresó de nuevo.

-Maestro, durante la mañana he ensalzado las virtudes de los muertos con toda clase de elogios, pero por la tarde he ofendido gravemente a esos mismos muertos con grandes insultos. ¿Puedes decirme ahora el objetivo de tus mandatos?

-¿Qué te contestaron los muertos?– preguntó a su vez el maestro-

-¿No se mostraron satisfechos y se vanagloriaron con tus alabanzas? o ¿tal vez se volvieron indignados y coléricos con tus insultos?

-Pero maestro, eso no es posible. ¿Cómo van a reaccionar si están muertos?

-Pues eso es exactamente lo que has de esperar de ti mismo: la ausencia de reacciones, tanto ante las ofensas como ante las alabanzas. Si alguien te insulta y enciende tu cólera, ¿no ves el poder que tiene sobre ti? Si alguien te alaba e inflama tu vanidad, ¿no ves el poder que tiene sobre ti?

Tu paz interior la tienes ahora en manos de los demás o en poder de los acontecimientos que te rodean. Ve y rompe esas cadenas, recupera tu libertad y entonces encontrarás la paz interior.