Continuación (viene de la segunda parte)
9. Incluso si eres completamente diferente, sigues siendo familiar.
Puede tener intereses, amigos, antecedentes y educación completamente diferentes. Todo esto no importa. Porque, a pesar de todas estas diferencias, no importa cuán dramáticas puedan ser, se entienden profundamente.
Llega un sentimiento desconocido, parece que eres una continuación de una historia de pareja. Increíblemente, pero casi siempre tienes los mismos puntos de vista sobre asuntos primordiales, las mismas creencias. E incluso si no estás de acuerdo en algo, comprendes por qué sucede lo que sucede. Y eso significa que no hay razón para pelear. ¿Quién se entenderá mejor con un alma vieja, que su propia alma gemela?
10. Entiendes lo afortunado que eres de conocerle.
Miras a tu alrededor, recuerdas las circunstancias de esa reunión y la primera vez que se reunieron, y entiendes lo afortunado que eres. Realmente parece increíble que dos personas un día, se encuentren accidentalmente entre millones de personas en la Tierra.
11. Entiendes que tienes algo que aprender uno del otro.
Lo más interesante en la relación de las almas viejas es que, a pesar de su sabiduría y experiencia inherentes, pueden enseñarse mucho mutuamente. De hecho, la experiencia de cada persona es única e invaluable.
Se les brinda una oportunidad increíble para aprender uno del otro e intercambiar información que les ayudará en el crecimiento personal.
12. Tus rasgos más paradójicos son cada vez más evidentes.
Muchas almas viejas tienen un problema común: son bastante indecisas y ven el mundo «desde su trinchera». Bueno, el problema de elección para ellos es generalmente esa tarea. Son estos rasgos los que se hacen más evidentes cuando comienzas a encontrarte con la misma vieja alma. Y esta reunión te ayudará: no solo a darte cuenta de tus características más ambivalentes, sino que también aprendes a aceptarlas e incluso a beneficiarte de ellas.
13. Te sorprende descubrir cuántas tonterías alguna vez fueron de gran importancia para ti.
Antes de reunirse con tu pareja, buscabas ser más exitoso o atractivo para demostrar tu valía. Ahora, cuando estás al lado de un alma comprensiva, comienzas a darte cuenta de que solo una cosa importa: ser quien realmente eres y hacer lo que realmente quieres. Todo lo demás es vanidad y oropel externo.
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