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El Mundo de los Huicholes

EL MUNDO DE LOS HUICHOLES

«Se dice que los huicholes* de México son la última tribu en América del Norte que han mantenido sus tradiciones precolombinas, perseguidos por la colonización y la cristianización, lograron establecerse en la sierra norte de Jalisco sin ser perturbados, donde aún conservan sus tradiciones…»


A los *wixaritari (plural de wixárika) a veces se les llama, equivocadamente, huicholes. La palabra huichol quiere decir “el que huye” y ellos no huyen. El término wixárika significa “persona de corazón profundo que ama el conocimiento”. Éste es el nombre verdadero del pueblo wixárika.

Fuente: gob.mx


EL MUNDO DE LOS DIOSES UN FLUIR CONSTANTE

Nuestro mundo es un mundo en el que todo fluye, en el que las cosas y los seres se transforman, en donde todo cambia, en donde todo es posible. Para una mente no acostumbrada a la complejidad, a la relatividad, a la incertidumbre, la vida wixarika puede considerarse una vida de riesgo permanente que sucede al borde del abismo.

El Mundo de los Huicholes
Don Andrés Taizan (QEPD) y su esposa Lucía celebrando la ceremonia de la limpia.

Los wixaritari hemos creado un inmenso ritual lleno de códigos, señales secretas, normas religiosas, cantos ritos y ceremonias que permiten ordenar lo que aparentemente es inordenable, lo que parecería caótico. Éste conjunto de ideas y prácticas se llevan a un nivel espiritual ancho, alto y profundo. Esto nos permite vivir en armonía con la tierra, la enfermedad, la salud, el trabajo, la fiesta, la administración, la educación, la cosecha, los nacimientos o la muerte. Y permite sentirnos en unidad con un mundo vivo y milagroso.

Todo comienza en un tiempo inmemorial en el que nada era rígido, en el que el mundo, en esencia, era un fluido. Un tiempo en el que los hombres contemplaban maravillados toda clase de metamorfosis y en el que, ellos mismos, cambiaban.

En el inicio, los propios dioses son dioses asombrados. No preexistieron a la creación. Aparecieron en medio del fluir como los otros seres. La tarea central que tuvieron los dioses primigenios fue comprender al mundo que giraba y mutaba a su alrededor. Fueron dioses estudiosos, dioses aplicados, dioses que, con gran humildad y confianza en ellos mismos, se dedicaron a entender al mundo, a conocerlo, a comprenderlo, a abrazarlo. Y cuando lo comprendieron, lo crearon. La creación wixarika está basada en el estudio y en el entendimiento que se logra a través de la observación inteligente y perseverante y a través del ensayo y el error. Porque los dioses creadores tuvieron que realizar innumerables ensayos.

Los dioses fueron concebidos en tiempos remotos, antes de que, entre nosotros, apareciera la agricultura, cuando todavía éramos cazadores y recolectores. Todo el pueblo wixarika se relaciona con sus dioses como si fueran sus parientes y los llamamos, por ejemplo, padre sol, madre agua, hermano venado o abuelo fuego. Somos un pueblo que vive cerca de sus dioses, que no se aleja de ellos, que habita en los mismos sitios en los que los dioses decidieron fijar su morada.

Los dioses son exigentes. Constantemente piden a las personas ofrendas especiales: flechas, jícaras, estatuillas, retablos o el sacrificio de toros o venados. Las ofrendas sirven a las personas para pedir disculpas por los errores que han cometido y para solicitar, por ejemplo, lluvia, éxito en la cacería, salud o una buena cosecha. Para hacer sus solicitudes, los dioses hablan con nosotros en los sueños y nos avisan lo que quieren. Al despertar, sabemos que se debe cumplir con lo que los dioses pidieron.

Toda la vida wixarika gira alrededor de un diálogo constante con los dioses. La velada ceremonia Wirrarika es el portal al tiempo-espacio mítico en donde ocurre este encuentro entre los hombres y nuestras deidades.

Texto: Antonio Carrillo de la Cruz

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