Reconcíliate con tus células, háblales con amor, para ellas eres su universo.
Tu actitud ante la salud es algo de vital importancia. Es importante mantener una actitud positiva y no dejarte vencer por aquello que te ha hecho enfermar. No siempre resulta fácil hacerlo, pero esto que te vamos a contar te será de ayuda.
Cuando sientas que estás enferma o enfermo, háblale a tus células con profundo enternecimiento, pídeles que hagan su trabajo y que restauren su función a nivel óptimo.
Háblales de forma calmada y con el tono que consideres más apropiado, ya sea como una madre amorosa o como un padre estricto. Pero sea cual sea el tono que elijas, hazlo de forma suave, como si le hablaras a tu propia madre, a tu hijo, o a cualquier persona a la que amas, ya que la clave de todo, está en el amor.
Podrías decirles algo como: “Vuelvan mis amadas células, regresen a su centro, recobren ahora mismo su más alta perfección, por favor restauren ahora mismo el perfecto mapa de nuestro diseño inicial. Recuperen su luz que más brilla, la de de su completa y exacta existencia. Las amo, pequeñas y les agradezco que aquí, en este momento, se abran a recibir mi amor y que restauren todo lo que merezco, que mi ser recupere todo su brillo.”
Al mantener insistentemente ese sentimiento de estima y aprecio, creas lo que se llama coherencia con el magnetismo de tu corazón, y al conectar con el campo de vibración del universo, éste te responde si le hablas en su mismo lenguaje: el emocional.
Tus células recibirán tu mensaje, ellas notaran el tono con el que les has hablado y vibrarán felices al darle cobijo al amor que llevas en tu pensamiento, y en agradecimiento a tu tono amoroso, te responderán apresurando su curación.
Habla con tus células con cariño, y mientras lo haces, siente que ya estás sanada(o), que te encuentras en perfecto estado y que todo tu cuerpo está esclarecido.
Deja que tu voz transmita ese amor a todo tu cuerpo y verás que todo es posible.
Si acaso mi amig@ tu salud flaquea, háblale a tus células con honda emoción, pídeles que cumplan bien con su tarea y que restablezcan su óptima función. Dirígete a ellas de forma serena y con la inflexión que mejor te cuadre, con el tono dulce de una buena madre, o con la firmeza con la que habla un padre. Pero siempre hazlo de manera suave como si le hablaras al ser más querido. Porque en el amor reside la clave, para que el mensaje sea correspondido y diles las frases que surjan de adentro, las que mas te nazcan desde el corazón. “Vuelvan mis amadas a su justo centro, recobren ya mismo su alta perfección, restauren ahora la exacta plantilla de nuestro perfecto diseño inicial. Recuperen niñas la luz que más brilla, la de vuestra impronta completa y cabal. Las amo pequeñas y les agradezco, que aquí en este instante reciban mi amor y que restablezcan lo que me merezco, que mi ser recobre todo su esplendor.” Cuando tú sostienes con suave insistencia ese sentimiento de alta apreciación, creas un efecto llamado coherencia en el magnetismo de tu corazón y como ese campo se halla conectado con el vibratorio campo universal, nos responde siempre si le hemos hablado con su propio idioma el “emocional”. Ellas de ese modo captan tu mensaje, perciben la carga que lleva tu acento y vibran felices al darle hospedaje al amor que envías con tu pensamiento y así agradecidas de que al fin les hables con tanta ternura, con tanta atención responden veloces a tu trato amable apurando el curso de tu curación. Háblales amig@ con genuino afecto y mientras les hablas siéntete sanado, saludable, fuerte, vital y perfecto, con tu cuerpo entero todo iluminado. Haz que ese cariño se torne ostensible, haz que lo transmita tu tono de voz y te darás cuenta que no hay imposibles para aquel que asume que es parte de Dios. Háblale a tus células.
Jorge Oyhanarte