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El primer vuelo del Condor
Leyenda Andina
En un tiempo antiguo, cuando los animales apenas comenzaban a entender el por qué de sus atributos, un ave de aspecto siniestro, con muchas arrugas en la cara y de cuello blanco, llevaba al lado de su cuerpo, unas enormes alas negras recogidas, que de vez en cuando parecía arrastrar. La carga de las alas que salían de su espalda, dejaba a esta ave fatigada, le gustaba sentarse en una roca y admiraba a las parihuanas (flamingo andino) elevarse con sutileza como si estuvieran bailando delicadamente. En seguida observaba a los colibríes agitar sus alas a gran velocidad para quedarse suspendidos en el aire, teniendo a su merced las flores de los más bellos colores. Al ver esas escenas deseó que sus alas le diesen el equilibrio necesario para subir una montaña, para ver dónde podía encontrar comida, pues a pesar de su aspecto grotesco tenía una buena visión.
Una mañana, cuando parecía resignada a su suerte y a tener que vivir encogiendo sus enormes alas para caminar, decidió ir hasta lo alto de un Apu (Montañas Sagrada) e intentar abrir sus alas a Wayra (viento), dejando éste intuirle lo que hacer con ellas.
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Sin embargo, Wayra parecía no decir nada, hasta que le habló y dijo: «Déjate llevar». Este gran pájaro de enormes alas dudó que éstas pudieran lanzarla en un vuelo y decidió regresar a su madriguera. Aquella noche, pensó que tal vez debiera liberar su mente de dudas y miedo, y hacer lo que Wayra había dicho, después de todo no tenía nada que perder. «¿Qué sentido habría en seguido viviendo si uno no descubre su propósito en la vida? ¿Y si ciertamente Pachamama, nuestra Madre Tierra, nos dio un atributo a todos los animales, será en mi caso es el de poseer alas enormes?.»
A la mañana siguiente, envalentonado, decidió buscar la mayor inclinación de una montaña y esperar por cualquier señal de Wayra, para que pudiera abrir sus alas, saltar y «dejarse llevar». Era hora de experimentar, crecer, descubrir y vivir. Cuando Wayra sopló suavemente en su cuello blanco, el ave abrió sus alas y decidió saltar, siendo llevada desordenadamente por las fuertes corrientes de los vientos. Cuando parecía que iba a caer, decidió expandir sus alas con mayor confianza. Descubrió que podría retener el viento, al levantar y bajar sus alas en pequeños espacios de tiempo. Notó que abriendo sus enormes alas lo más amplio posible y con la ayuda de los vientos podía ganar vuelo a una altitud mayor. Pensó que para vivir en equilibrio con las fuerzas de la naturaleza, que están en todas partes, debemos manifestar nuestra fuerza interior y armonía con la de la gran Madre Naturaleza.
Sin embargo, aún sentía una sensación extraña en el, como si le estuviera faltando algo por cumplir. Se preguntó: «¿De que me sirve volar, si no tengo un propósito claro o algún papel que desempeñar para ayudar a mi entorno?». Con el intento de descubrir su propósito, decidió intentar volar en la madrugada siguiente hasta el cielo, donde ninguna ave había estado antes. Ahora disponía de fuerza y elementos para alcanzar la morada de los dioses y ofrecer sus servicios como un súbdito devoto. Al saltar en el vacío sólo tenía un pensamiento en su mente «volar alto y aún más alto.»
Golpeó sus alas subiendo, aprovechando los vientos calientes y fríos que parecían parar en sus alas y empujar como si estuvieran ayudándolo. Esquivó las grandes nubes «phuyukunas» del cielo, voló y voló tanto que sus alas enormes sacudieron las nubes, estimulando la lluvia, para luego surgir un enorme arco iris. Parecía que sus alas estaban creando sombra en algunas paradas andinas. Voló tan alto que cuando llegó hasta los confines de la morada del sol, todo era dorado y brillante. Fue hasta las puertas del Palacio de Cristal del Dios Wiracocha, y decidió encorvar su cabeza ante los seres iluminados que ocupaban la cámara sagrada. La voz divina le dijo. «Muy bien, a partir de hoy será llamado» Kuntur «, y has de convertirte en el ave símbolo del paraíso, serás la vía de comunicación con todos los seres que habitan la Tierra. Tu coraje y valor te han ganado un lugar honorable entre los animales sagrados del reino. Regresa la Tierra y espera la llamada del pututo (trompeta sagrada).
A partir de ese momento el Condor sabía que sus descendientes serían llamados Kuntur, como él había sido llamado por los dioses. Kuntur Apuchin (el cóndor sagrado) sería la mayor ave de la tierra y la que vuela más alto, y su misión será la de servir como un eslabón entre el mundo celestial (Hanan Pacha) y el mundo de los hombres.
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En mitología inca a Hanan Pacha se le definía como el mundo de «arriba» o «celestial» donde se encontraban todos los dioses, el mundo donde habitan Wiracocha, Inti, Mama Killa, Pachacámac, Mama Cocha e Illapa
Según esta mitología, el mundo aparecía compuesto por tres planos, Haqay Pacha (el mundo del más allá), Hanan Pacha (el mundo visible de arriba), Kay Pacha (el mundo de aquí) y Uku Pacha el mundo de los muertos y también de todo aquello que se encontraba bajo la superficie terrestre. el «inframundo».
La representación animal del Hanan Pacha es un cóndor «Kuntur Apuchin».