El ego y el ser espiritual
“Dos personas han estado viviendo en ti durante toda tu existencia. Una es el ego: charlatana, exigente, histérica, calculadora; la otra es el ser espiritual oculto, cuya queda y sabia voz has oído y atendido sólo en raras ocasiones”
—Sogyal Rinpoché
» El ego es justo lo contrario de tu verdadero ser. El ego no eres tú, sino el engaño creado por la sociedad para que te entretengas con esa baratija y no te plantees preguntas sobre lo verdadero. Por eso insisto tanto en que, a menos que te liberes del ego, jamás llegarás a conocerte.
Naciste con tu SER auténtico. Después empezaron a crearte un falso SER: ser cristiano, ser católico, ser blanco, ser alemán, perteneces a la raza elegida por Dios, estás destinado a dominar el mundo, etcétera. Crean una falsa idea de quién eres. Te ponen nombre y en torno a ese nombre crean ambiciones y condicionamientos.
Y poco a poco (porque lleva casi una tercera parte de la vida) actúan sobre el ego en el colegio, en la iglesia, en el instituto, en la universidad… Cuando acabas la universidad ya has olvidado por completo tu SER inocente. Eres un gran ego que ha superado la universidad con matrícula de honor y está preparado para salir al mundo.
Ese ego tiene toda clase de deseos y ambiciones, y quiere estar siempre por encima de todo. Ese ego se aprovecha de tí y no permite ni que vislumbres tu auténtico SER, cuando tu vida está precisamente ahí, en la autenticidad. De ahí que el ego solo produzca tristeza, sufrimiento, lucha, frustración, locura, suicidios, asesinatos…toda clase de crímenes.
Quien va en pos de la verdad tiene que empezar por este punto: descartar cuanto la sociedad le ha dicho que es. Tú no eres eso, porque nadie sino tú puede saber quién eres; ni tus padres, ni tus profesores, ni los sacerdotes. Salvo tú mismo, nadie puede penetrar en la intimidad de tu SER, nadie sabe nada de ti, y todo lo que han dicho sobre ti es falso.
Déjalo a un lado. Desmantela todo ese ego. Al destruir el ego, descubrirás tu SER, el despertar espiritual y ese descubrimiento es el mayor que se puede dar, porque supone el inicio de una nueva peregrinación hacia la felicidad absoluta, hacia la vida eterna.
Se puede elegir, entre la frustración, el sufrimiento, la tristeza, seguir aferrándose al ego y alimentándolo, o la paz, el silencio y la felicidad; pero para eso hay que recobrar la inocencia.
El ego te mantiene a la espera: «mañana, cuando triunfes, te alegrarás.» Naturalmente, hoy tienes que sufrir, tienes que sacrificarte. Si quieres triunfar mañana, tienes que sacrificarte hoy. Has de merecerte el título, y para eso haces toda clase de ejercicios. Solo es cuestión de sufrir durante algún tiempo y después te alegrarás. Pero ese mañana nunca llega. Nunca ha llegado. Como el ego es ficticio, en algunos momentos te libras de él. Como es una ficción, sólo puede mantenerse si tú lo mantienes. La ficción requiere un mantenimiento, al contrario que la verdad, y de ahí la belleza de la verdad. Pero una ficción hay que pintarla continuamente, apuntalarla aquí y allá, porque se desmorona sin cesar. Cuando consigues apuntalarla por un lado, empieza a desmoronarse por el otro.
Y eso es lo que hace la gente toda su vida, intentar que la ficción parezca verdad. Si tienes más dinero, puedes tener un ego más grande, un poco más sólido que el de un pobre. Por suerte nadie puede mantener esa vigilancia las veinticuatro horas al día. De modo, que a veces, sin querer, vislumbras durante unos momentos la realidad sin el ego como barrera.
ESE ES EL VERDADERO CAMINO PARA BUSCAR A DIOS. NO VIVIR EN EL EGO ES VIVIR EN DIOS.
El ego y el ser espiritual
Extracto del libro de OSHO titulado «El libro del ego: liberarse de la ilusión«
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