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La Rendición

La rendición

«Rendición o resignación», ese era el título de la charla que ofrecía el maestro

Song. Al principio no lo entendía, y creo que eso fue lo que más me impulsó a entrar.

Yo entendía los dos conceptos…, pero por separado. Cuando los vi juntos y

expuestos de manera excluyente, debo reconocer que no lo entendí.

El maestro explicó que rendirse y resignarse son actitudes completamente

diferentes. Resignarse es una actitud victimista, por lo tanto, te deja fuera de toda

responsabilidad y sin ninguna opción.

En ese punto entendí algo más de la idea del maestro. Pero seguí escuchando.

«Resignarse —dijo— va asociado a comentarios negativos como “no hay manera”,

“yo no soy capaz”, “yo soy como soy “o una expresión ciertamente antipática como

“es lo que hay”. Amigos —continuó el maestro—, de eso se deduce que

resignarse es más fácil, mucho más fácil que rendirse. En verdad os digo que es mejor

rendirse que resignarse». Todos quedamos en silencio: la expectación de los presentes

aumentó enormemente.

Según el maestro Song, todos tenemos dos yos: el personaje que mostramos a los

demás, y el que somos debajo de la máscara. El primero se rige por la mente, el

segundo escucha a su alma.

La rendición implica apartar al personaje y dejar salir al yo verdadero. Rendirse

implica dejar entrar a la magia y el mundo visible, entender que tú solo no puedes

hacer todo, porque solos actuamos desde el ego, y eso significa actuar con miedo, y

actuar con miedo trae dolor. Rendirse es dejar que las cosas pasen y esperar el

momento adecuado para actuar.

«Pronto entenderéis, hermanos —prosiguió Song—, que el momento adecuado

llegará cuando estéis en sintonía con vuestra alma, cuando prestéis atención al yo

verdadero que subyace bajo la máscara que ofrecéis al mundo».

Reflexioné durante mucho tiempo sobre estas sabias palabras del maestro Song; y

creo que hoy estoy en condiciones de mirar a mi yo verdadero cara a cara y de alcanzar

la sintonía necesaria con mi alma para saber esperar los momentos adecuados que la

vida habrá de traerme.

By Ramon Rossell

Escritor inspiracional